jueves, 15 de noviembre de 2012

Sobre ciegos, sordos y mancos

Los mancos nada tienen que ver con Chaparina, porque no pudieron ir a darles zapallasos, ni maniatarlos. Los ciegos tampoco, porque no pudieron encontrar el camino hacia Chaparina, los sordos tampoco, porque no escucharon  las órdenes para ir a patearlos y así vamos creando un nuevo cuento sobre algo que pasó pero tampoco pasó, porque los responsables luego desaparecieron y los que quedaron fueron premiados con los mejores puestos y quién sabe qué más y los otros esos otros que sangraron o sufrieron se convirtieron en sombras del pasado.

Y ese cuento no es nada nuevo, porque se da con cada gobierno... pero como aprendimos desde pequeños, no hay mejor realidad que aquella que inventamos... porque una realidad inventada sirve de refugio para no tener que enfrentarse con esa que se da en las calles, mercados, calles de nuestras ciudades y mientras que los otros sean los que coman la dinamita o se mueran con los pulmones saliéndoles por todos los orificos del cuerpo, pues mierda... la realidad dura es para los otros, para esos que salen a dar la cara.

Si le regalaron el puesto o no, vaya uno  a saber, pero de que ese hombre no es de confianza es algo claro y si en ese hombre justo pocos confian, entonces la justicia es un nuevo sueño para los pobres que siguen creyendo en esas palabras asquerosas del nuevo amanecer con un cambio para todos.... porque todos es simplemente el sinónimo para describir a unos cuantos, a esos que están en la rosca como decían antes, a esa rosca por la que nacieron tantas revoluciones... mientras que la nueva revolución no es más que un nuevo episodio de un cuento tan antiguo que ya deberíamos haber entendido.

Pero como los ciegos más peligrosos, los sordos más peligrosos, los mancos más peligrosos son aquellos que se hacen o aprendieron a serlo entonces volvimos al laberinto de la ignorancia, a ese laberinto donde todo es posible, donde las cosas son definidas de nuevo, poniéndoles nuevos sentidos...  Chaparina, el camino de los ciegos, sordos, mudos y hombres valientes, justos, demócratas, ¿pero quién podrá decir la verdad mientras la mayoría que estuvo presente, se escapa de su responsabilidad?

Y ahí van los nuevos profetas pregonando el nuevo evangelio, con esas bocotas inmensas, bien agachados y con el culo bien abierto sabiendo el pan que han de recibir y quieren recibir, y esos que se vendieron y dejaron sus convicciones, o ideales, o valores, son aquellos que van construyendo la nueva patria, una nueva patria fundada en sofismas, en burbujas que tarde o temprano han de explotar... quizás con una nueva dinamita o en un nuevo mes negro dentro de nuestra historia.

Los ciegos no pueden ver, pero pueden tocar, pueden oler, pueden sentir, pueden escuchar, pueden pensar... y así también los mancos, los sordos, los gordos, flacos, cortos o largos, pero lastimosamente no aprendimos a pensar, a diferenciar tantas cosas tan simples de entender... ¿por comodidad? ¿Por seguridad? ¿Por cobardía? Seguramente por eso es más fácil ver al chileno como enemigo, porque ese enemigo es abstracto y la posibilidad que nos haga algo es menor a la posibilidad que nosotros como compatriotas nos hagamos algo... pero para eso estan los que nos gobiernan para crear nuestros “cucus”, para poder dirigir nuestros pensamientos,  nuestros temores, nuestras posibilidades, nuestra libertad...

Chaparina y nada pasó... una sombra en el pasado, nublada por la oscuridad de nuestras acciones que hacen posible todo esto que ahora se da, como si fuera lo más normal del mundo...  ¿pero qué pasará cuando nos demos cuenta que nada es normal de lo que está pasando? ¿Seguiremos haciéndonos a los pendejos? Espero que no.

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