Los autos no lloran,
tampoco los muertos y los que se quedan
o hacen arreglar al auto o andan pocos metros detrás del ataúd… para decirle
adiós a un cuerpo que dejó de ser humano y se convirtió en un conjunto de
órganos en descomposición. La muerte no es nada más que eso, el momento donde
ese conjunto deja de funcionar, pero como es algo tan oscuro, porque así nos
enseñaron, pues se convierte en un drama, en un drama que puede tener sentido o
no, que duele, que rasga toda célula viva, en especial cuando alguien amado se
va… se va sin la posibilidad de poder volver.
Pero los autos pueden
ser arreglados, en especial si la mano de obra es tan barata como en nuestro
país, así se borran las huellas, así se borran las culpas, se borran las
responsabilidades, porque después queda el auto como nuevo y ese auto no puede
contar la historia o historias, y así damos el paso a ese lugar donde no existe
nada y ese lugar no es el de la muerte, ese lugar es donde quedamos todos
unidos, unidos por algo que ocurrió pero nadie quiere ver…
Hace mucho una mujer
en La Paz murió a causa de múltiples fracturas
y muchos dicen que eso pasó porque ella cayó…y otros dicen que un auto
la pisó…. Meses después un joven en Santa Cruz “pierde el control” y se
estrella con otro auto y dos abuelos con su nieto mueren, mueren esa muerte por
estar en el momento equivocado en el lugar equivocado… y lo que importa es eso
simplemente el momento donde uno deja de ser, porque otro cometió un error…
Pero como después de los hechos caemos al vacío, pues todo deja de ser como
era, y la pesadilla comienza, porque hasta la justicia se esconde, se esconde
detrás de seres inhumanos, detrás de intereses políticos, económicos…
Y claro en una
sociedad donde la vida de sus habitantes no vale ni una gota de mierda, que
pasen cosa así son normal, nos van educando de tal forma que esas cosas se
convierten en la información genética para las generaciones futuras, y así
vamos crean un nuevo sistema, un nuevo orden, donde la meta es la de crear una
sociedad si mente, sin valores, sin identidad, sin la responsabilidad que todo
ser humano tiene ya, así por haber nacido en este planeta.
Los culpables no
existen, porque hay que demostrar que son culpables, pero cómo hacerlo si el
sistema no está creado para tener culpables… porque un sistema corrupto desde
ya no tiene la palabra culpa, eso lo demuestra la lógica más elemental que
podamos tener… y es por eso que vamos borrando palabras, contextos, sentidos,
valores… y como los autos no lloran y tampoco los muertos, pues nos vamos
preparando para festejar la Navidad, para pedir regalos, para preparar las
comidas, los tragos, las borracheras… para apagar la realidad y seguir viviendo
en ese mundo abstracto lejos de toda responsabilidad.
La muerte no es el
final, jamás lo fue, por eso siguen pendientes las muertes de Luis Espinal, la
de los de la Harrington, de los de la COB, de esa joven pisada por ese auto, de
todos esos linchados, de esas mujeres asesinadas por sus parejas y si bien es
cierto que no todos murieron por haber sido pisados por un auto… pues todas
estas muertes tiene algo en común. La falta de justicia.
Un auto jamás puede
pisar a una persona o a un perro, como tampoco una pistola puede disparar una
bala… o un avión volar y dejar caer una bomba, detrás de todos estas acciones
está un ser (in)humano, que si bien es cierto puede callar y hacerse al loco,
pero jamás podrá calar a su mente que siempre le recordará que la culpa la
tiene el y nadie más… y eso si podemos aprender a ser responsables de nuestros
actos, porque solamente nosotros somos los que los hacemos… ¿o no?
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