Las dinamitas son tan seguras como una pistola cargada, solitas no se han de prender ni se han de ajustar el gatillo, y por más justa que sea la demanda, nada ha de mamar a la física y bueno hay mechas que se queman al tiro y otras que hay que soplar hasta que nos quemen las cejas, pero en este caso ese señor salió a demostrar que con ellos, los fabriles, no se juega y bueno una fábrica con tanta ayuda del estado se va al tacho, claro que hay que salir a las calles y perder la mano... y si fue por demostrar otra cosa ni modo igual la razón vale mierda.
Por eso hay que enseñarles desde la primaria, de que el que juega con fuego se quema algún rato y lo mismo pasa con la dinamita, puesto que cuando explota, explota y no hay mano de Dios o sagrada que aguante tal fuerza y si después uno se queda desangrado pues pena, pero más pena da el hecho de que el uso de la dinamtia se lo haya legalizado... claro que ese acto fue solamente artificial, porque los paceños sabemos que cualquier cerco o marcha sin dinamita, es como pipocas sin sal o azúcar.
Y esa es la barbarida de que las cosas lleguen a tal extremo inhumano que con un decreto o ley se conviertan en algo normal, legal y si ahora ese señor no puede amarrarse los zapatos pues que use mocasines o se contrate un amarra guatos nacionales, de esos que andan de moda.
Vamos muy mal, pero por suerte vino la entrada del Gran Poder, donde no se usa dinamita aún, porque más divertido es bailar, farrear, vomitar, dejar sucias las calles, vivir en ese mundo paralelo donde la política no existe, donde no hay los polos opuestos, donde no hay la injusticia, la desigualdad, la corrupción, la mentira, la falsedad, porque mientras uno chupa y baila está en otro mundo y no jode a nadie. Lastimosamente estas fiestas no duran toda la vida, porque luego volvemos a la realidad con ese chaki de mierda que hacer temblar nuestros cerebros y además volvemos a enfrentarnos a esa realidad, donde la gente anda sin mano y todo es normal, muy normal lo anormal...
Y bueno que culpa tenemos si ese anda ahora sin mano, y el otro sin libertad, y el otro perdido, y el otro exciliado, y el otro oculto, y el otro de miedo, miedo a que las dinamitas legales estallen y los jodan por mucho tiempo.
La democracia va crepando, pero lo hace alegremente, porque ahí van los miles de bailarines que giran, bailan, cantan, se emborrachan, disfrutan, disfrutan el haber podido vivir un poco en ese mundo lejado, donde la realidad no cuenta, donde la política no existe, donde por un momento sabemos que para usar la matraca necesitamos dos manos, al igual que para subirnos el cierre del pantalón, despues de haber meado al árbolito, o cortar un asado, o ajustarnos un espinillo... Pero ahí está la otra realidad, la otra cara de la moneda, donde no hay música, donde no hay un idioma conjunto, donde vivimos en bandos, o somos los buenos bolivianos o somos los malos...
Y mientras sigamos al compás de esa melodía de los buenos y los malos, la dinamíta será la nota que haga la diferencia, será el toque que demuestre quién tiene el poder y quién no... Será como volver a los tiempos de la colonia, donde a los conquistados simplemente con el uso de la fuerza los obligaron a.... y bueno ahora nos van obligando a... y eso sin estar en los tiempos de la colonia, ni en los tiempos de las dicataduras narco-militares...
¿Mierda, qué es lo que está pasando?
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