domingo, 20 de agosto de 2017

Barcelona

Barcelona, puede darse en todas partes, la seguridad total no existe, y que tales cosas pasen, son parte del juego, del juego donde la mayoría tiene que tener miedo, miedo y más miedo y así vamos construyendo sociedades, sistemas inhumanos, asi vamos perfeccionando todo aquello que alguna vez fue creado.

Y si salen con sus cuchillos o sus bombas en su autos, o aplanan a la gente con sus camiones, o lanzan bombas desde sus aviones, desde sus drones, es la misma historia y si de paso dicen que Dios es grande, es lo mismo que decir el Socialismo es lo máximo, o el Nazismo. La ignorancia puede más que los millones de seres que dejan que los traten como lo hacen.

Y ahí sale una mujer joven y habla y dice lo que hay que defender y la callan bajando el volumen y así vamos viendo que la barbarie está en todas partes, que en todas partes hay sistemas totalitarios que usan la violencia para llegar a sus objetivos.

Y unos días después ya nadie se acuerda de nada, esos muertos valen madre, ya pasaron a ser una sopa que nadie recalienta, y si los matan en Barcelona o en Venezuela pues no hay diferencia, son actos criminales y los unos gritan que viva Dios y los otros que viva el socialismo y asi justifican lo que nadie puede justificar.

El problema no son los gobiernos, el problema somos los gobernados, porque nosotros aceptamos que nos traten como lo hacen, ya que así fuimos educados, en todas las instituciones que los estados crearon, para matar la libertad, la libertad de pensamiento y esa es la raíz de todos los males el que hayamos dejado esa libertad en manos de criminales.

Muchos creen que las cosas no tienen ninguna relación entre si, que lo que pasa en Barcelona nada tiene que ver con lo que pasa en Venezuela o Bolivia, nadie piensa más alla de lo cómodo, de lo seguro, no hay ninguna conspiración de ocultistas que quieren dominar el mundo, el hilo rojo es nuestra ignorancia, nuestra indiferencia, nuestra forma cobarde de haber regalado nuestra libertad de pensar.

Lástima por los muertos, por sus familias, por todos aquellos que sufren, las cosas no cambian, porque nadie de nosotros quiere que algo cambie, porque sabemos muy bien que mejor es vivir en una forma invisible, en un mundo abstracto donde gente sale y mata a otra, viola a la naturaleza y mientras los muertos no seamos nosotros so what?

El cerebro nos quedó  muy grande para todas esa mentiras con las que cada día nos alimentan y lo más triste es tener un cerebro tan grande y no usarlo.

Pues bien después de Venezuela, vino Barcelona y quién sabe más que otras cosas vinieron, los muertos nos miran y nadie tiene la valentía de decir... Sr. Presidente respete...

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