Y la realidad nos habla de sumas millonarias que van y bienen y nadie sabe por qué, la realidad nos habla de mujeres en la cárcel y nadie sabe por qué, la realidad nos habla de muchos negociados y nadie sabe por qué, la realidad nos habla de fondos sin fondos y nadie sabe por qué, la realidad nos habla de negocios chinos pagados con nuestros impuestos y nadie sabe por qué, la realidad nos habla de tantas formas y nadie sabe por qué no la entendemos... ¿será el miedo tan grande el que nos enseñaron en las épocas de las dictaduras? ¿Será que esos que trabajaron en las dictaduras siguen trabajando? ¿Será que la democracia necesita de miedos, de temores, de amenazas, de presiones políticas, de presiones sicológicas, de control mediático, de control de la libre expresión, de control de pensamientos para ser democracia?
La moral es amoral en el momento en que la pronunciamos, porque no hay alma libre de pecado, la corrupción es diaria, ni bien hayamos abierto los ojos, pero de igual forma cada mañana hacemos como si todo estuviera bien, como si la vida fuera justa, como si fuéramos libres, como si tuviéramos dignidad, como si fuéramos individuos que viven según ciertas normas, reglas, ideologías, creencias que nos hacen hombres del bien y no del mal, pero igual seguimos marchando rumbo al tacho, así como siempre lo hicimos en épocas pasadas...
¿Será el problema el sistema o el hombre? Sin hombre no hay sistema, sin sistema no hay estructuras para que el hombre sea, así es la sociedad moderna, porque hace mucho que dejamos de ser nómadas y el trueque se conviertió abstracto, el valor monetario una ilusión ya que el papel con el que pagamos no tiene valor, pero igual siguen acumulando esos papeles, y así creamos lo ambivalente, así creamos los polos diferentes de una sociedad que no debería existir, donde los pobres por más miserables que sean siguen pagando los diezmos, para que los poderosos les cuenten los cuentos de un mejor mañana antes de que se vayan a dormir, para levantarse e ir a buscar su comida en los basurales o desayunar una porción de clefa, porque las ilusiones se perdieron en tanto discuros político, en tanto sermón dominical... y las preguntas se quedaron sin respuestas, porque de ellos, de los que gobiernan a los pueblos, no hay nada que esperar.
Las morales en los tiempos de la corrupción, esa corrupción eterna que no necesita ni moral ni ética, pero ahí van los nuevos arquitectos tratando de crear una ideología, nuevas definiciones, nuevos valores para que la corrupción sea legal. ¿Pero de que mierdas les servirá de que ella sea legal, si ella, la corrupción, es la que nos sigue paso a paso, día a día.
Por ahí inventan nuevas palabras y la palabra corrupción ya no exista y la palabra libertad tampoco, y la palabra justicia tampoco, y la palabra respeto tampoco, y la palabra dignidad tampoco, y la palabra amor tampoco, y justo cuando hayamos eliminado todas estas palabras (menos la primera) habremos eliminado la democracia, habremos eliminado ese pensamiento milenario que supone a seres humanos creando un sistema humano y por lovisto vamos por un buen camino... para lograrlo.
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