La gente necesita pan y agua para sobrevivir, cada día y así una eternidad, esa es la verdad más simple y no es algo que salga de algún programa político, porque esa necesidad básica nace de nuestra naturaleza biológica y no de algún dogma político, claro que con el paso del tiempo el hambre se convirtió en un instrumento político para mantener a pueblos en la miseria, en la dependencia, en la escalvitud. Y así se crearon realidades abstractas llamadas comunismo y capitalismo, que tratan exactamente de eso, de la forma de regular esa hambre que hasta ahora nadie pudo hacer desaparecer.
Los conflictos como fuente de cambio, como fuerza para el cambio, como motor para que las sociedades evolucionen y si vemos la historia de la humanidad, desde ese entonces donde las cosas fueron escritas, nuestra humanidad cae de un conflicto a otro y seguimos con la misma bronca en los estómagos vacios... ¿Y de qué nos sirven entonces tales conflictos si nuestros intelectos siguen hambrientos al igual que nuestros cuerpos y corazones? De nada, porque todo sistema falló, porque todo sistema no logró erradicar la miseria, porque el vivir en paz no es más que una quimera, porque para que los sistemas existan debe existir siempre en oprimido, el encadenado, el que luche para surgir, para mejorar su estado material, su estado social.
¿Podrá un hombre vestido finamente hablar a su pueblo de la injusticia social? ¿Podrá el mismo hombre hablar a su pueblo sobre la miseria, si su estómago solamente deleita de los mejores manjares? ¿Podrá un hombre que tiene una billetera llena, hablar sobre una revolución, sobre la necesiadad del cambio para el pueblo? Y esa gente se toma la libertad para hablar y comportarse como les venga en gana y todos creen en las palabras que ellos dicen, y no quieren darse cuenta que las estructuras de poder nunca cambiaron, que el gobernar a pueblo shambrientos siempre fue fácil, porque el hambre se empieza a combatir con palabras dulces y saladas que van alimentando a los espíritus y por sobre todo a las orejas.
Las revoluciones nunca trajeron una solución total, cuanto más llenaron con más agujeros a los estómagos de todos aque llos que fueron vendidos como carne de cañon y así generación tras generación, vamos eternizando el mismo drama, cambiando las palabras, cambiando a lo enemigos, cambiando algunos modelos mentales, para poder vender más fácilmente toda esa sarta de falsedades, de oraciones sin contenido, de oraciones envenenadas que solamente tienen una meta, la de crear la base para que unos cuantos sigan gobernando...
Gobernar hasta los pueblos más miseros es un negocio, porque los que gobiernan siempre se llevaron la mejor tajada, hasta de la vaca más esquelética nunca antes vista... y esa gente tiene el don de mamarnos, de meternos los dedos a la boca y hacernos enemigos y amigos, patriotas o traidores.
Y esa gente sabe como crear conflictos para alimentar el fuego que nos divide, porque ninguna revolución puede existir si no hay enemigo... ¿pero qué pasa cuando los gobernantes son los verdaderos enemigos? ¿Tendremos que salir a las calles a buscar los conflictos para crear la verdadera revolución?
La violencia jamás traerá ninguna verdadera revolución... mientras sus intelectos no hayan entendido de lo que realmente se trata...
Buen artículo, felicidades y sigue con el análisis y la expresión, tan vital en estos tiempos.
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