domingo, 17 de febrero de 2013

A puñalada limpia pues...

Bueno para que la gente deje de serlo no es necesario mucho y de pronto salen uniformados y patean a pacíficos que marchan por sus derechos, pero como esa violencia ya pasó a la historia entonces nos olvidamos de todo lo que significa violencia y pasamos buenas fiestas y feriados, así como si el dolor humano valiera mierda. Claro que para muchos violencia es cuando uno le saca la entretela al otro, o cuando un policía a su mujer la hace coladera con un cuchillo, y ahí todos salimos gritando que NO, STOP a la violencia.... Pero lastimosamente la violencia tiene miles de formas, miles de caras, de caretas y mientras la careta gubernamental siga con la del pepino... pues lastimosamente nada ha de cambiar.

Si me dejan me subo a todas pues.... o para que les den sus tierras, póngaselas nomás, claro que así nunca lo dijo y malo el que interprete algo machista, sexista, pero si así habla nuestro presidente, ¿qué es lo que esperan de la gente “normal”? El presidente ya mostró varias veces su doble discurso, ese discurso que copla a copla abre paso, sin querer queriendo, a que la violencia que siempre hubo, ahora sea MAS que normal. Niños y niñas que desaparecen, mujeres violadas, pegadas, abandonadas, donde sus maridos, gente con cargos públicos se niegan a pagar nada, y una justicia ciega, sorda, muda simplemente encargándose de complacer a su buen jefe o buenos jefes, que bien peinaditos y bonitos nos cuentan el cuento del gran cambio.

¿El gran cambio a pura patada y puñalada? ¿A dónde nos podrá llevar? ¿Quizás al paraíso?

A unos los lleva al hospital, a otros a la tumba y nadie se percata de nada, la vida tiene que seguir, mujeres siempre han de existir y hombres también y hasta que aprendan que sacarse la mierda no es la solución han de pasar siglos y mientras pasan tiene que haber gente que nos cuenta de los cambios sociales, estructurales, económicos, científicos, pero la realidad sigue siendo la misma y las patadas siguen doliendo como siempre dolieron y las violadas han de sufrir lo que siempre sufrieron y esa realidad nadie la quiere tocar, esa realidad real, esa que nos toca la puerta día a día, esa es intocable, porque a nadie le interesa que algo cambie, porque si algún día la gente fuera gente,
no podrían existir los gobiernos que tenemos, ni los políticos, ni sus sistemas educativos o estructuras sociales.

Por eso la mejor careta gana, el mejor mago gana, el mejor hablador gana, el mejor violador gana y la mayoría como siempre como carne de cañon o como las conejillas de indias en el laboratorio, para ver hasta que grado pueden seguir soportando lo que soportan. Y este cuento ya viene desde hace siglos, viene hasta en los libros de historia, que haciendo un resumen objetivo, no son más que la estadística de golpes, guerras, revoluciones, y demas pendejadas.

La violencia diaria tendría que ser un tema político, pero no solamente cuando una mujer es apuñalada, sino un tema permanente, un tema por el cual entendamos las facetas de la violencia, sus métodos, sus metas, sus intereses, su verdadera razón de ser.

De niño la profesora de castellano me jalaba las patillas, porque yo NO PODIA leer mejor y ella seguramente creyó que con violencia, después de la jalada, yo sería el mejor lector. Y así bombardearon a la U el 71, después a Luis Espinal le enseñaron la otra cara del cristianismo, a los de la Harrington a dejar de ser comunachos, a Quiroga Santa Cruz a dejar de ser... y ni que hablar de la violencia roja, la violencia del otro extremo, pero violencia sigue siendo violencia, sin importar su teología, su color político, su raza, su edad o explicación.

Si me dejan me subo sobre todas pues.... sujeto y objeto, bien definidos en una oración tan pobre pero verdadera. Qué asco...!

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