Las dinamitas asustan
y también crean daños materiales y personales, pero son un medio de
comunicación, porque el terror siempre tiene un lenguaje directo, un lenguaje
sin gramática, ni ortografía pero con un contexto determinado, fijo, demarcado
en las reglas más elementales de nuestra comunicación, no como seres humanos,
sino como bestias y las bestias no se pueden comunicar, porque no saben lo que
es la comunicación.
La comunicación
debería ser un método por el cual podamos entendernos, podamos aprender el uno
del otro, podamos crear puentes que creen nuevos horizontes, podamos por sobre
todo construir aprendiendo de los errores del pasado, pero en la vida política
boliviana nunca hubo errores, todos los presidentes fueron de lo mejor y es por
eso que es muy raro que como nación estemos donde estamos, siendo una nación
pobre, insegura, una nación en subdesarrollo en todo campo y nivel.
Pero a nadie le
interesa nada, cada cual en su mundo, en sus cuatro paredes, en sus mundos
virtuales, dónde el diálogo dejó de existir, porque el miedo hace que la gente
siga en su rol de espectador, porque el espectador nunca hizo nada, porque el
espectador no es culpable de nada, claro que se hace cómplice, porque el
expectador sabe y al saber lo quiera o no asume responsabilidad, que luego es
ocultada por la indiferencia, por esa forma segura de pensar, de dejar que
otros den la cara, que otros tomen decisiones, que otros aprieten los gatillos,
que otros tiren las dinamitas y no importa si estas estallan en nuestras
narices, porque eso hicieron esos otros...
El diálogo se puede dar
cuando existe interés en resolver las cosas pacíficamente, cuando las cosas
pueden tomar un curso justo, cuando las cosas están normadas en un campo legal,
pero cuando todo está basado en un sistema corrupto, no puede existir diálogo,
porque ya de entrada cada cual quiere imponer sus pedidos y si pido que me
aumente el sueldo en 100% y tengo los medios de presión adecuados, entonces seguramente
que mi sueldo podrá ser subido o si tengo los contactos necesarios puedo dejar
de ser culpable y salir con la camisa más blanca de la historia y si no los
tengo puedo ir a para a la cárcel por ser un peligro para el estado.
Pero a estas alturas,
el estado es un peligro para su pueblo, para ese pueblo que los puso tan alto,
para ese pueblo que creyó, que por fín había llegado el nuevo redentor, pero
grave el error al haber confundido la Biblia con nuestra historia republicana,
porque en nuestra historia pobre, políticamente hablando, no puede haber un
redentor, porque el pueblo así lo quiere... porque el pueblo quiere quedarse en
la posición cómoda del expectador.
Si entre bolivianos
estamos mostrándonos los dientes y nos olvidamos del diálogo, ¿cómo podremos
recuperar por ejemplo el Mar, se asustarán los chilenos si vamos tirando
dinamita y haciendo huelgas de hambre? Y qué pasa con la imagen que estamos
mostrado a todos del nuevo hombre boliviano... ¿No demuestra esta imagen, la
derrota de una política fracasada, la imagen de una democracia muerta?
¿Por eso no sería
mejor empezar a entender para qué sirve el diálogo, o no?
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