El padre se pelea con el hijo y le corta la cabeza, pone el cuerpo en un saco de yute y lo bota a la basura. La policia lo encuentra y colorín colorado el cuento ha terminado. Una realidad asquerosa de una sociedad en el eterno cambio, y bueno de tanto estar en el cambio nos hemos acostumbrado a leer tales noticias, donde demostramos que como sociedad no le damos ningún valor a la vida.
Claro que eso pasa en todo el mundo y si es así entonces vivimos en un mundo de mierda, creyéndonos ser lo mejor de la evolución, pero no lo somos. Y en nuestras cuatro paredes tampoco, por eso vamos como vamos, vamos viviendo en un crimen diario, donde todo sale a la luz y es normal, es decir que es normal mentir, robar, matar, quedarse eternamente en el gobierno, violar la constitución, crear una realidad a gusto de un partido, de un grupo, de una secta, de un cartel...
Es decir que seguimos viviendo como lo hacíamos cuando éramos colonia, cuando nos liberamos, cuando perdimos el mar, el Chaco, el Acre, cuando perdimos la identidad de ser bolivianos. Normal, todo normal, así fue antes, asi que así debe seguir y nosotros seguimos siendo los pilares de esta sociedad decadente, de esta sociedad decapitada, de este sociedad sin cabeza que va y viene simplemente porque el corazón sigue latiendo y seguirá latiendo porque cada día somos más bolivianos.
Las generaciones futuras metidas a una mentira, metidas en una socieda podrida, dicen que les dan educación pero simplemente los acondicionan para que cuando el jefe toque la campana, salgan moviendo las colas a gritar el rey a muerto, que viva el rey. Claro que ahora no tenemos reyes, así con coronas y sangre azul, pero los tenemos en ese otro sentido, en el sentido de que una vez en el poder hacen lo que les viene en gana y todo es legal.
Decapitado el hijo, encaja muy bien en la historia actual boliviana, es una forma plastica de mostranos lo que pasa cada día a todo nivel de nuestra sociedad. La violencia reina, cada cual puede hacer lo que le venga en gana porque los valores se perdieron, se fueron, fueron exterminados.
Y así se crean estados como muchos en Latinoamérica, donde ya nadie sabe quién gobierna, donde ya nadie sabe quién es el verdadero criminal. Los decapitados deambulan, día a día por todas las avenidas de esas ciudades, riyendo, comiendo, hablando, siendo siempre eso que siempre fueron, entes sin cabeza.
Decapitado una palabra de doble sentido. Joder nuestra soiedad está que apesta y nadie se da cuenta, pero claro ... ¿cómo hacerlo si andamos decapitados?
Duro y real. El verdadero cambio debería comenzar por nosotros, así como por eliminar el concepto de que involucrarse en política pública es malo. Si no actuamos y opinamos lo que pensamos seguiremos por siempre en esta porquería sin valores.
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