sábado, 20 de enero de 2018

No hay que mentir...

Bueno eso ya lo sabíamos desde que nacemos, al que miente le crece la nariz y se va al infierno y se jode, por eso no hay mentiras en este mundo y el que no lo cree entonces es agente del imperio, pariente de Pinocho, y ojo estoy hablando del Pinocho de madera y no del otro, ese de las botas. Y como ellos dicen la verdad, entonces solamente quedan los pueblos de este mundo como mentirosos, lo que soportamos como héroes y como todo eso aprendemos en las escuelas, pues no tenemos otra alternativa que seguir yendo donde los curas a comer hostias.

Las hostias ponen a cero nuestro contador de mentiras y pecados y así volvemos a la carrera de la vida, con la esperanza de ganar el primer puesto, sin saber en qué carrera estamos ni cual es el premio, pero como los deportistas dicen lo importante es ser parte del juego... pueso ahí vamos y somos parte de ese juego llamado verdad-mentira, sin saber o querer entender que la verdad es relativa y cambia según la época del siglo, porque a veces es roja y otras negra.

Como está de moda, el imperio es culpable de todo y listo y nadie nos explica cual es el imperio, como se lo define, como se lo descubre, qué características tiene y quién lo conforma y gobierna. El abstracto es el nuevo Dios de nuestras vidas, donde seguimos con argumentos de la primera revolución industrial para explicar los males de este mundo y nadie nos explica que ya no existen las máquinas a vapor y que ahora el mundo es digital, que las guerras tienen otro sentido, porque ahora para invadir países no son necesarios los ejercitos...

Para entender esto solamente tenemos que ver el sistema operativo de nuestras computadoras y si nos ponemos a pensar pues entenderíamos nuestra dependencia directa de una firma que a su tiempo se apoderó del mundo de la informática. Las ventanas, como símbolo y esas ventanas nos dicen directamente lo que pasa, cómo son las revoluciones, las invaciones sin disparar un tiro, pero como la realidad es aburrida, tenemos muchos gobernantes que siguen con lo mismo, con las mismas mentiras de siempre, para defender una democracia inexistente.

Verdad, ética, moral, justicia, libertad, hermandad... montón de mentiras que usamos cada día, pero si entendiéramos que estas palabras son la base de lo que podría ser una sociedad humana, entenderíamos también que los gobiernos actuales como son, no tienen valor, porque los gobiernos actuales solamente están ahí para hacer respetar los intereses de algunos cuantos, mientras los demás, que pueden ser las mayorías se van a casa con los bolsillos vacíos.

El que diga que no hay que mentir, que demuestre primero cuanto vale su palabra y como sabemos, las palabras son solamente aire... mientras que los hechos demuestran si el que dijo algo realmente entendió lo que dijo y actuó según sus principios.

El país de la mentira no es una utopía, vamos por el buen camino.

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