domingo, 14 de agosto de 2011

¿Heil...?

El tiempo pasa, pero la ignorancia sigue y los mismos errores vuelven a ser cometidos y los que los cometen a gran estilo, ni se dan la molestia de “empaquetarlos” un poquito para que no nos demos cuenta. Y como en toda locura, ningún loco se da cuenta de la enfermadad, seguimos yendo por el mismo sendero cubierto de miles de desaparecidos, por los que ya nadie llora y lo más lúgubre del caso es que vamos o van creando a los nuevos...  

Por eso hay que empezar envenenando el espíritu de la gente joven, de aquellos que en el futuro serían los arquitectos del nuevo mundo, pero lo que tratan es de crear los nuevos perros carceleros, que cuiden lo que otros construyeron y esa filosofía fue utilizada y es utilizada por todos esos sistemas que tratan de crear hombres clonados, hombres sin memoria, hombres sin opinión, hombres sin honor, hombres sin carácter, simplemente marionetas que marchen detrás de algún símbolo, jurando ser parte de la verdad, de la verdad sintética de cerebros enfermos.

Pero nadie puede poner cadenas a los pensamientos, a la lógica, al verdadero ser humano, a ese que sabe que los dogmas son dogmas, que el fanatismo no es la solución, que la ignorancia es la tierra fértil donde muchos van sembrando en nombre de nuevos sistemas, de nuevas religiones, de nuevas ideologías, de nuevas patrias, las nuevas mentiras para formar al hombre nuevo...  Y lastimosamente muchos vuelven a caer a una trampa tan antigua y vuelven los desfiles, las marchas, las prosesiones, los tambores, las banderas, el odio, la venganza y al final los llantos, de madres que dejaron a sus hijos a jugar a ser hombres. ¿Pero qué culpa tienen ellas y donde quedaron sus padres?

Los padres de la patria, ¿cuándo cuidaron ellos de sus hijos? Dicen que  nunca, pero sin importar de tal dato, las nuevas generaciones siguen detrás de sus pasos, creyendo cada palabra que les dicen, olvidando que el regalo más grande que nos dieron, fue una mente sana, un cerebro sano con el que podemos diferenciar lo bueno de lo malo. ¿Entonces por qué tenemos miedo a pensar solos?  ¿Será porque la responsabilidad es muy grande?  ¿Y si no queremos asumir nuestras responsabilidades, cómo podremos educar a nuestros hijos, simplemente como masas de carne y hueso o dicho más directamente, simplemente como carne de cañón?
La vida es un ir y venir y en ese eterno camino no puede ser posible que sigamos comentiendo los mismos errores, que nuestros abuelos cometieron y sigamos por la vida como si nada hubiera pasado, como si nuestra memoria fuera simplemente un hueco enorme donde todo pasa, después de unos cuantos segundos de ser parte de nuestra conciencia, de nuestra realidad, de nuestras vidas. ¿El olvidar la mejor medicina? Puede ser una buena medicina para cosas del pasado, pero y ¿qué pasa con el futuro?  ¿No nos damos cuenta a dónde estamos yendo? Y lo peor del caso es de que no nos damos cuenta dónde estamos...

Después de la Noche de Cristal mucha gente, en el viejo mundo, caminaba con su estrella amarilla cosida a su ropa, para que todos sepan quienes eran ellos y los otros marchaban en sus uniformes cafés para que todos sepan quienes eran ellos... y la mayoría fingía demencia, fingía ceguera, porque en esos casos más práctico es el ser el hombre, la mujer invisible... ¿Y si eso hubiera hecho Cristo y se hubiera escapado de la cruz... sería el mundo tal cual es hoy?

La verdad, no es tan difícil de entender como nos quieren hacer creer... Sólo tenemos que abrir los ojos  y si la verdad que vemos es fea no tenemos que cerrarlos, porque lo malo ha de seguir existiendo, sin importar si tenemos los ojos abiertos o no. Lo importante es de que nos demos cuenta que por más mezquinos, egoitas que podamos ser, la responsabilidad la tenemos todos, lo queramos o no...

Heil... Heil... los tambores llaman... ¿a qué lado marcharemos?

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